Si lo tienes en el bolsillo, lo gastas…
Frecuentemente leemos artículos o vemos programas de televisión que buscan crear conciencia sobre la necesidad de ahorrar. De hecho, cuesta trabajo imaginar a una persona que no responda afirmativamente a la pregunta ¿ahorrar es bueno para ti?
Y sin embargo, pocos logran concretar una estrategia de ahorro eficiente, ¿por qué?
Pensemos, por ejemplo, en el estudio de la Comisión Nacional para la Defensa de los Usuarios de las Instituciones Financieras (Condusef) sobre los llamados gastos hormiga; es decir, pequeños desembolsos tales como café, refrescos, propinas y cigarros, entre otros, los que ha cuantificado en casi 16 mil pesos anuales.
También nos vienen a la mente consejos como «sal menos a comer a restaurantes», «cuidado con la tarjeta de crédito», «aprovecha las ofertas para cambiar tu guardarropa», «no hagas compras a meses sin intereses'» y un largo etcétera de muy razonables métodos para ahorrar aún más.
De acuerdo a la sabiduría convencional, para hacer todo esto tendríamos que hacer un presupuesto de gastos con asignaciones específicas para cada rubro y bajo ninguna circunstancia desviarnos del gasto previsto. Nuestros gastos deben ser menores a lo que ganamos, por lo que la diferencia se destina a un fondo de ahorro. Es decir, planear y controlar los gastos para poder generar un excedente que podrá ahorrarse. En otras palabras, baja tu gasto primero y ahorra lo que sobre después.
En teoría lo anterior funcionaría de no ser por la cantidad de planeación y disciplina requeridas. Esto está, en la práctica, fuera del alcance de la gran mayoría de nosotros, ya sea por personalidad o por estilos de vida hiperactivos.
Lo que los agentes de seguros proponemos es invertir el orden de la propuesta anterior: convertir el ahorro en un gasto fijo, asignando una cantidad predeterminada al mes para ahorro y contar únicamente con el dinero sobrante para llegar a fin de mes. Es decir, ahorra primero y gasta el remanente después.
Ahora bien, ¿cómo ahorrar? Básicamente retirando dinero del bolsillo para evitar gastarlo. Aquí quisiera compartir una pequeña anécdota personal.
Cuando adolescente, mis padres me enviaban a visitar a mi familia durante las vacaciones escolares de verano ya que ellos no podían desplazarse a causa del trabajo. Para ello siempre me asignaban un pequeño presupuesto para actividades propias de esa edad: salir con los amigos y alguna que otra compra. Lo notable es que más allá de si mi presupuesto era mayor o menor que en años anteriores, yo terminaba de gastar mi último peso invariablemente el último día de las vacaciones ¿Moraleja? Si lo tienes en el bolsillo, lo gastas.
¿Qué hacemos entonces con nuestro ahorro? Como ya lo hemos dicho, debemos sacarlo de nuestro bolsillo para evitar gastarlo; es decir, colocarlo en un instrumento que haga buen uso del dinero acumulado, pero que a la vez tenga unos mínimos candados que desincentiven el retiro anticipado de nuestro fondo de ahorro.
Los seguros de vida con ahorro o los planes de ahorro regular son los medios ideales para gestionar nuestro ahorro mensual con excelentes rendimientos a largo plazo.
Nuestros asesores cuentan con amplia experiencia en ayudar a nuestros clientes a determinar el monto ideal de ahorro y el mejor instrumento de inversión en función de sus objetivos particulares ¡Ahorrar es muy sencillo!
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