Editorial Boletín Kredietrust Ene-Marzo 2017
Estimados Colegas:
El 2017 avanza a una velocidad y con una intensidad insólitas. Las últimas semanas nos están ofreciendo un espectáculo inédito en épocas recientes.
Desde que se confirmó la elección del nuevo presidente de los EE.UU., el sentimiento general en nuestro país ha sido el de “esperar el impacto”. Los más vaticinaban una catástrofe nacional. Muchos colegas me han compartido desde entonces sus temores respecto al futuro de sus negocios. Es por ello que me he animado a compartirles mi opinión sobre la situación que estamos viviendo.
Si hacemos caso a lo que leemos en la mayoría de la prensa nacional y mundial, la elección de Trump es una anomalía, un enorme error del electorado estadounidense que se dejó seducir por un populista sin escrúpulos y sin idea alguna del delicado equilibrio político del mundo. Muchos quisieran pensar que sólo es cuestión de tiempo antes que elijan a un gobernante “normal” y todo vuelva a como solía ser. Esto no va a ocurrir. Estamos ante un cambio de era política.
En efecto, el presidente Trump ha comenzado, a golpe de declaraciones altisonantes y de una guerra insólita con los medios de comunicación tradicionales, a derribar la forma en como una buena parte de sus ciudadanos ve políticamente al mundo.
La violenta reacción de las élites tradicionales americanas contra Trump y el consecuente circo mediático al que estamos asistiendo no es sino el choque inicial en los EE.UU. entre la visión política tradicional de los últimos 50 años y la nueva política impulsada por las clases medias del primer mundo desde la crisis financiera de 2008-2009.
Las clases medias de las democracias avanzadas —una inmensa mayoría de la población de esos países— tienen miedo desde hace mucho tiempo. Miedo a perder sus trabajos, ya sea por el traslado de sus empleos hacia países cuya principal ventaja competitiva son los salarios bajos —México por ejemplo— o a favor de inmigrantes que además sienten como culturalmente ajenos y poco o nada dispuestos a adoptar los valores del país de acogida.
Este rechazo a uno de los principales pilares de la globalización —libre movimiento de empresas y trabajadores— no es sino una parte de la creciente oposición al corazón del consenso político de los últimos 50 años en Occidente: el progresismo, entendiéndolo como el permanente cuestionamiento de los valores considerados tradicionales.
Lo último explica el éxito electoral de Trump: dice públicamente, con un lenguaje primario, lo que una gran parte de la población de su país dice en privado desde hace tiempo. Por eso pienso que los escándalos e insultos de la práctica totalidad de la prensa y políticos tradicionales hacia Trump no hace sino reforzarlo ante estas clases medias. Lo mismo puede decirse de sus equivalentes en Europa: los brexiters en el Reino Unido, el Frente Nacional francés, el Partido por la Libertad holandés, los actuales gobiernos en Hungría y Polonia y un creciente etcétera. No es un fenómeno estrictamente norteamericano. Es global. Por esto afirmo que no habrá vuelta atrás en este cambio global del tono político.
¿Qué significa para México todo esto? Más allá del endurecimiento del lenguaje político hacia posiciones conservadoras —fenómeno que, por otra parte, comienza a notarse también en nuestro país— veo imposible que se destruya el libre comercio entre México y los EE.UU. tomando en cuenta el dinero y los intereses que hay de por medio en ambos países. En cambio si veo una negociación donde las dos partes tratarán de mejorar sus posiciones actuales.
En ese sentido veo positivamente los primeros movimientos de nuestro gobierno, a saber:
- Establecer la doctrina de que si se negocia un punto de la relación México-EE.UU. se debe negociar toda la relación —no sólo la comercial— para incluir seguridad, migración, relaciones con el resto de América Latina, etc. Mientras tanto, cualquier medida unilateral de los EE.UU., aranceles industriales, por ejemplo, pueden ser contrarrestados con relativa facilidad por nuestro país.
- Aguardar y ver. En tan sólo unas semanas, las realidades geopolíticas y la consecuente complejidad de la tarea de gobierno de la primera potencia mundial comienza a envolver al gobierno Trump. Hay demasiados retos en áreas estratégicas del mundo como para distraer recursos y foco político en la relación con México más allá de su tradicional papel de “chivo expiatorio” en las elecciones de ese país.
- Trabajo en conjunto con los EE.UU. para apuntalar al peso mexicano en beneficio de ambas partes: hemos pasado de casi 22 MXN / USD a alrededor de 19.50 y con una clara tendencia a la revaluación de nuestra moneda.
Sin embargo, lo que me resulta más interesante de todo esto es hacia donde va el debate público en los últimos meses en México. En lugar del tradicional e histórico “odio al gringo”, la opinión pública está exigiendo a nuestro gobierno reconsiderar la Gran Estrategia nacional mexicana sin renunciar a los beneficios que el libre comercio nos ha traído. Por fin se habla seriamente de desarrollar un mercado interno potente y de poner el foco en incrementar nuestra productividad y no en mantener salarios bajos para ser competitivos en el mundo. Opino que sobre este eje girarán nuestras elecciones presidenciales del próximo año.
En conclusión, sigo siendo optimista respecto al futuro a mediano y largo plazo. A corto plazo, es obvio que con Trump o sin él, nosotros y nuestros clientes continúan necesitando proteger sus finanzas ante imprevistos, así como generar fondos para el retiro. Asimismo, veo a las aseguradoras muy preparadas para ayudarnos no solo a conservar nuestras carteras, sino también a mantener nuestras ventas con nuevos productos y estrategias comerciales.
Para muestra, basta un botón: al cierre de febrero llevamos un incremento global en ventas cercano al 20% respecto al mismo periodo del 2016. Gracias a todos por su apoyo, confianza y gran desempeño.
Me encantaría intercambiar impresiones con todos Uds. sobre este asunto tan importante, para lo que les invito a hacerlo en nuestra página de Facebook .
Reciban un muy cordial saludo.
Les deseo un excelente año.
Atentamente,
Ing. José Antonio Martínez Dacal
Socio Director KT Asociados S. C.
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