Editorial Boletín Kredietrust Septiembre 2015

Estimados colegas:

En días como estos, cuando los principales medios de noticias hacen su habitual ruido, haciendo pasar por históricas, situaciones económicas que terminarán por pasar al olvido más pronto que tarde, es que me gusta centrarme en lo que considero son las fuerzas que moldearán nuestra industria —y por ende nuestro trabajo— en los próximos años.

Guillermo I, hoy rey de los Países Bajos, durante su primer discurso ante el parlamento de su país en 2013, dijo que “el Estado de bienestar clásico de la segunda mitad del siglo XX está terminado” y debe ser, por lo tanto, sustituido por “una sociedad participativa”. En otras palabras, lo que el rey Guillermo manifestó es la imposibilidad práctica de mantener políticas públicas de seguridad social en los niveles actuales en una de las sociedades más avanzadas del mundo en este aspecto.

El actual gobierno de coalición liberal-socialdemócrata holandés traza así un camino novedoso mas no inédito —el primer gobierno conservador de James Cameron en el Reino Unido propuso un camino similar— que merece la pena tomar en cuenta. Recordemos que inclusive en México, donde estamos bastante lejos de los niveles de cobertura social de Europa occidental, se habla un día sí y otro también de la aparente conveniencia de ceder partes de los servicios médicos del IMSS / ISSSTE a empresas privadas, por no mencionar la práctica privatización del sistema de pensiones principalmente gracias a las Afores.

¿Cómo traducimos la sociedad participativa que debería sustituir al viejo Estado de bienestar? ¿Cómo se debe organizar una sociedad que sabe que los poderes públicos serán cada vez menos capaces de cumplir una de sus promesas fundamentales como lo es la cobertura social a sus ciudadanos? En mi opinión la solución vendrá de la mano del mutualismo, aunque bajo diferentes formas según el país de que se trate.

En América Latina, cuyas sociedades civiles son relativamente poco solidarias, este mutualismo tenderá a ser guiado por intereses particulares —compañías aseguradoras fundamentalmente— con mayores o menores restricciones legales por parte de los respectivos gobiernos. Sirva como muestra una reciente entrevista a Recaredo Arias, Director General de la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS), donde manifiesta que “podemos ayudar al gobierno para reducir sus gastos. De entrar en un esquema público-privado, el gobierno podría liberar estos recursos en la educación o en otros rubros”. Concretamente, propone “dar seguros médicos complementarios con los servicios que ofrece el IMSS… lo que buscamos es armonizar el gasto que realiza el gobierno en los servicios de salud y que se lo den a las aseguradoras”.

Naturalmente, este debate apenas empieza y opiniones al respecto habrán muchas y en todas direcciones. Sin embargo, me cuesta trabajo visualizar en los próximos años a un gobierno mexicano incrementando notablemente sus recursos para crear un sistema europeo de bienestar social. Sí veo, no obstante, una mayor participación de la industria aseguradora, así como la creación de mutualidades alrededor de grupos profesionales o corporativos, que cubran parte importante de los llamados servicios sociales —salud, educación, ahorro, desempleo, etc. —  de sus miembros.

En resumen, nuestra industria está en las puertas de una enorme expansión de mano de las previsibles futuras políticas públicas de bienestar social. Qué actores se beneficiarán de ello, cuáles se tendrán que ajustar y cuáles desaparecerán, será tema de mis próximas contribuciones.

Les deseo un muy exitoso mes: septiembre es el inicio de lo que solemos llamar cierre de año. Es en tiempos revueltos como éste cuando conviene resaltar a nuestros asegurados la valía y razón de ser de sus pólizas de seguros: cobertura ante riesgos.

 

Reciban un muy cordial saludo en nombre del equipo Kredietrust.

Atentamente,
Ing. José Antonio Martínez Dacal
Socio Director KT Asociados S. C.

José Antonio Martínez Dacal Socio director KT Asociados S. C.